Salimos de Castrillo el sábado a primera hora con la compañía de una fina lluvia que se transformó en aguacero durante una gran parte del recorrido. Ya en tierras de D. Quijote la lluvia cesó y no volvimos a verla en todo el fin de semana.
Antes de comer y previo a la inscripción nos dio tiempo a dar una vuelta por el pueblo de la mano de unos anfitriones que no nos dejaron ni respirar (ni pagar) y pudimos degustar alguna de las tapas de unos bares repletos de gente con motivo de sus fiestas patronales.
En las inscripciones pudimos saludar de nuevo a viejos conocidos, Paco y el resto de malagueños, Vicente y resto de alicantinos, Felipe y Adolfo con sus respectivas....y a toda la tropa de Valdepeñas. Este día estaba reservado para dar unas vueltas por el pueblo y visitar el Museo Municipal, muy interesante. Por la noche asistimos a la cena, dimos una vuelta nocturna por la fiesta y rematamos la velada con alguna anécdota que solo los propios interesados deben conocer (se puede preguntar pero en privado).
El domingo, día grande de la cita, empezamos con el desayuno mientras se completaban todas las inscripciones, hasta 140 motos (que se dice pronto) de multitud de marcas y cilindradas y con un gran nivel. Iniciamos el recorrido que nos llevaba a Almagro, un pueblo famoso por el turismo que arrastra y que no defraudó en la visita. De ahí fuimos a Moral de Calatrava, hicimos otra parada técnica y terminamos en la Plaza de Valdepeñas, abarrotada de gente y de motos. En la comida final, además de no poder terminar los platos y echar la última parrafada, se procedió a la entrega de premios, donde tuvimos la suerte de recibir uno como Club asistente y otro como Club más lejano.
En resumen, buenas motos, buena compañía e inmejorable trato por parte de nuestros amigos valdepeñeros y sus familias.
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